lunes, 5 de agosto de 2013

La crudeza de Pascual

"La familia de Pascual Duarte" de Camilo José Cela es quizás el mejor libro de la literatura moderna castellana, y uno de los mejores de la historia tras El Quijote de Cervantes.
Se trata de una novela que inaugura la técnica tremendista, en la que mediante un lenguaje desgarrador y realista se pretende crear un ambiente de crudeza. Qué mejor escenario que la posguerra para desarrollar la técnica. Fue muy polémico en su día por mostrar una visión de la sociedad deshumanizada e ignorante, donde la desesperación, la brutalidad, el dolor y la muerte están a la orden del día y con descripciones muy exactas. Además hay prolongados monólogos interiores del protagonista, como el del inicio y el de su estancia lejos del pueblo.

Ya desde el comienzo de la novela, sus primeras líneas nos colocan en la situación del protagonista, e introduce la palabra muerte, que va a marcar su vida.

"Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el 
destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte. "

Son palabras del mismo Pascual desde la cárcel, donde pasa sus últimos días de vida por cometer un horrible crimen. Un hombre de pueblo, de los de toda la vida, bruto como el sólo, y que se ha criado rodeado de escenas violentas en su propia familia, por parte de su padre. También ocurren problemas con las hermanas de Pascual y con los vecinos del pueblo que casi siempre se solucionan de la misma forma: con violencia y muerte.

Con gran maestría Cela muestra las penurias de la sociedad rural, exagerando al máximo la trama, deformando a los personajes para aumentar la crudeza de un relato que por ningún lado queda insípido. Todos los personajes son detallados exhaustivamente cada uno con una ristra de defectos, y de cada uno se cuenta lo más perturbador de su ser.

El desenlace, que ya desde el inicio uno se imagina, fue también muy criticado. No quería ser spoiler de mi propia recomendación literaria, pero es demasiado bueno. Pascual cae en una crisis emocional, por lo que huye de su pueblo dejando a su esposa Lola cuyo matrimonio no es aceptado por la madre de Duarte. Al regresar, Lola está embarazada de otro, lo que enfurece a Pascual que obliga a hablar a la muchacha para que le diga quién es el padre. Cuando se lo dice, Pascual se sume en la rabia y la ira y sin que la narración lo aclare, su Lola y su bebé aparecen muertos.
Pascual reflexiona sobre lo absurdo de la existencia, en la parte más filosófica de la novela sin duda, y de la mayoría de las novelas del siglo XX que tratan el existencialismo. El final supone una superación del obstáculo más importante en la vida de Pascual: su madre, donde el protagonista hace alarde de su falta de escrúpulos para matarla y con ella muere todo lo que él odia. Tras esto, Pascual huye corriendo del pueblo.

Un oscuro desenlace para una oscura novela que absorbe al lector y le lleva a un pueblecito extremeño de finales de los años 30, un pueblo en apariencia común, de gentes comunes, pero en donde se cometen actos fuera de lo común en mi opinión llevados por la desesperación de no poder cambiar el nuevo orden social ni poder progresar en la vida.